* El nombre del excombatiente entrevistado y de las localidades han sido modificados.*
Aunque a las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) se les ha catalogado como una guerrilla “campesinista” (Pécaut 2013), en el intento por captar la atención y solidaridad en zonas urbanas y más allá de las fronteras locales, este grupo primero como guerrilla y actualmente como partido político ha hecho uso de diversos mecanismos y espacios mediáticos entre los que destaca la apropiación de tecnologías y de espacios en línea.
Dentro de los artefactos digitales que las FARC ha publicado en Internet sobresalen los videos musicales subidos en plataformas como YouTube. Un estudio de estos artefactos y sus formas de circulación no sólo resulta valioso por ser un aporte a las hasta ahora relativamente poco estudiadas formas en las que las FARC se representan, sino también porque problematiza la forma en como entendemos la “presencia” de este grupo armado en tiempos y espacios de guerra. Podría argumentarse que los espacios en línea, en donde circulan artefactos digitales audiovisuales con discursos de representación opuestos a las narrativas en donde predomina una imagen negativa y deshumanizada de las FARC, han permitido la presencia del grupo insurgente en el espacio público y a su interacción con otros actores. Quisiera explorar a través de la experiencia particular de un excombatiente de las FARC que ha subido videos musicales a YouTube, de qué manera se materializa la presencia de las FARC en otros espacios.
Producción cultural en momentos de guerra
La práctica musical al interior de las FARC ha permitido la conexión de esta guerrilla a nivel regional y nacional, así como la consolidación de sí misma como una colectividad cohesionada (Bolívar 2010). Si bien el vallenato es el género más conocido y predominante de las composiciones farianas, también han destacado composiciones con ritmo de joropo características de la zona del llano. Representante de este último género, Andrés Espinosa, actual excombatiente de las FARC, trabajó en el ámbito cultural como compositor de música llanera, y en el ámbito comunicativo al ser parte del equipo de la radio clandestina de las FARC. Aunque mi conversación con Andrés se inició a partir de mi interés en su ocupación musical, su historia me remitió a las prácticas musicales en conjunción con las prácticas comunicativas, resultado de su trabajo en la radio, y de la creación de videos y su posterior publicación en YouTube.
Andrés se interesó desde pequeño en la música de su región, la llanera. Ingresa a las FARC a los 14 años y allí sigue siendo la música una de sus actividades principales. Para él, entre las funciones que ha cumplido la música al interior de las FARC ha sido “dar a conocer quiénes son las FARC” para “que se den cuenta que uno no es las personas que los medios de comunicación de la burguesía lo están tildando todos los días” (Espinosa 2017). Las canciones que componía en tiempos de conflicto describían las situaciones que se estaban experimentando en su vida cotidiana en medio de la guerra, la admiración hacia sus líderes y las razones para haber tomado el camino de las armas. Lo vivido por Andrés no difiere del ejercicio musical de otros combatientes activos en la producción cultural de las FARC. Los artistas farianos cantan sobre historias de amor, vivencias de la guerra, los compañeros perdidos en combate y sobre su vida cotidiana (Bolívar 2010). Es de resaltar, sin embargo, que para Andrés el ejercicio musical estaba acompañado de la creación audiovisual y en general de tareas en el ámbito de la comunicación para las cuales era necesario contar con ciertas tecnologías y adquirir conocimientos técnicos que muchas veces los combatientes tenían que adquirir de forma empírica.
Circulación de videos musicales
El uso de cámaras de video y software para la creación audiovisual era de acceso restringido a miembros de la guerrilla que trabajaban en el ámbito de la comunicación. Andrés, al trabajar en este campo, tomaba fotos y hacía videos con los que buscaba acompañar sus composiciones musicales y las de otros compañeros que también se dedicaban a la música. En un principio, la circulación de estos contenidos se lograba a través de la copia de los videos en memorias USB y se limitaba al público guerrillero y a los campesinos que habitaban sus zonas de influencia (Espinosa 2017).
Aunque en tiempos de guerra compuso varias canciones que logró conjugar con la composición audiovisual, fue solo hasta el 2013, tras el inicio de las negociaciones de paz con el Estado que Andrés decidió exponer estos productos audiovisuales en YouTube. Tanto el ejercicio de la música como la publicación en línea de los videos de sus canciones son descritas por Andrés como actividades bastante difíciles en tiempos de combate. No sólo resalta la pérdida de los instrumentos musicales y equipos en los bombardeos, sino también el riesgo de salir “quemado” (ser descubierto) por publicar videos de la guerrilla en Internet (Espinosa 2017). En el 2013, si bien estaban en pie las negociaciones de paz, el acuerdo no había sido firmado. En esa coyuntura de incertidumbre frente a si las negociaciones de paz tendrían éxito, el posteo de los videos musicales por parte de Andrés resulta un acto arriesgado y desafiante, partiendo de que la mayoría sus canciones justificaban la toma de las armas de las FARC y dignificaba el papel combativo de los guerrilleros.
Formas de habitar y de “estar presentes” en el espacio público
Dado que las prácticas digitales están articuladas con las prácticas en espacios “offline” en la cotidianidad de los individuos, los espacios en línea se convierten en una prolongación del espacio público en donde también es posible “habitar” (López 2016). En los espacios en línea confluyen una enorme cantidad de artefactos digitales que están en contacto con los cibernautas y que potencialmente incitan al diálogo o la reflexión sobre problemáticas sociales (Trejo 2002). En ese sentido, la interacción y el intercambio son los ejes centrales para entender las formas de habitar ese espacio público. La práctica de postear videos en YouTube por parte de Andrés promueve prácticas como visualizar o comentar sobre el contenido de los videos, y por lo tanto posibilita la interacción entre individuos que empiezan a estar “presentes” y a habitar ese espacio público que se ha ampliado con los espacios en línea.
El concepto de “estar ahí” cuando las prácticas sociales se encuentran inmersas en el diálogo entre contextos “online” y “offline” ha sido ya debatido desde el ámbito etnográfico. Estas discusiones han permeado los principios de la etnografía digital y retomado las ideas de una etnografía multilocal, diseñada a través de redes y superposiciones de locaciones en donde los etnógrafos buscan establecer algún tipo de presencia que conecte los espacios estudiados (Marcus 1995). Asimismo, la idea de que “estar ahí” es fundamental para hacer el trabajo de campo del antropólogo, ha inspirado por ejemplo el concepto de “thick presence” (Mollerup 2016) como una manera para distinguir entre diferentes formas de presencia que son significativas para crear conocimiento etnográfico. La triada propuesta por Mollerup habla de 1) co-localidad, 2) la presencia de allá, aquí y 3) “nuestra presencia allí”. Mollerup propone que el contador de visualizaciones de videos de YouTube puede ser también considerada como un tipo de presencia que si bien difiere de las imágenes y sonidos que se mueven en la pantalla del computador y que de alguna forma “están ahí” con nosotros, siguen siendo una forma de presencia significativa.
Tomando como base esa complejización de lo que se entiende como “presencia”, podría argumentarse que las prácticas digitales de los individuos están inmersas en dinámicas en donde se yuxtaponen tiempos y localidades que configuran su “presencia” en el Internet como prolongación del espacio público. El posteo de videos musicales en YouTube por parte de Andrés es en sí una práctica que posibilita diferentes formas de “estar ahí” y que permite la interacción y el diálogo de actores (a través de comentarios, número de visualizaciones) que en otros espacios no podrían establecerse. En ese sentido, los miembros de las FARC y sus discursos empiezan a habitar también el espacio público, a través del posteo de videos musicales en YouTube, sin olvidar, sin embargo, que en estos espacios se siguen manifestando relaciones de poder y jerarquías. Estar presentes en estos espacios no les garantiza necesariamente la posibilidad de librar una lucha mediática más equitativa contra sus opositores.
Condiciones materiales y conocimiento técnico
La presencia en esos espacios está supeditada también por las condiciones materiales que acompañan al uso de la tecnología. La aquisición de equipos para acceder al Internet o a programas de edición audiovisual, así como contar con el conocimiento técnico para hacer uso de ellos, muestra las diferencias y límites en el acceso y en la apropiación de estos medios. Aunque estas diferencias responden a las relaciones de poder predominantes, la apertura del Internet les ha dado cabida a artefactos digitales que de otra manera difícilmente hubieran salido a la luz pública (Trejo 2009).
El modo de usar estos medios responde al acercamiento muy particular que los combatientes en tiempos de guerra tienen hacia la tecnología en general. Andrés, por ejemplo, empezó a familiarizarse con el Internet a raíz de una misión que le fue encargada en un espacio urbano. Allí subió los videos a pesar del riesgo que implicaba estar en una ciudad, o como él lo llama, “un sitio caliente”. Igualmente, por sus labores dentro de la emisora, aprendió a usar computadores y equipos de transmisión. El uso de ellos hacía parte de su cotidianidad “en la montaña” (Espinosa 2018).
El papel del Internet y otras tecnologías en los procesos de mediatización que configuran la efera pública nos remite a las formas de apropiación que los individuos hacen de estos medios (Bonilla 2012). En su narración, Andrés expone que, de forma muy consciente, ese contenido estaba dirigido a la población urbana: “el Internet siempre ha sido para la gente de la ciudad”, donde hay algunos que “no conocen la realidad de nosotros” (Espinosa 2017). Esta afirmación pone en evidencia la preocupación de varios de los excombatientes de las FARC respecto al desequilibrio en el manejo de la información en las ciudades. El Internet se convierte en una herramienta para combatir la información que circula sobre ellos en sectores de difícil acceso, y en un espacio donde pueden habitar y escabullirse de las reglas del Estado.
Referencias
Bolívar, Ingrid. 2010. Unheard Claims, Well-Known Rhythms: The Musical Guerrilla FARC-EP (1988–2010) en Fanta, Andrea, Et. Al. 2010. Territories of Conflict. Traversing Colombia through cultural studies, University of Rochester Press, 209-220
Bonilla, Jorge. et. Al. 2012. De las audiencias contemplativas a los productores conectados. Mapa de los estudios y de las tendencias de ciudadanos mediáticos en Colombia, Sello Editorial Javeriano, Bogotá
López, Matías. 2016. Aproximación a la esfera pública contemporánea: habilitaciones desde la producción cultural. Revista Encuentros, Universidad Autónoma del Caribe. Vol. 14 -02, 141 – 157
Marcus, George. 1995. Ethnography in/of the World System. The emergence of multi-sited ethnography” (1995), en Annual Review of Anthropology, núm. 24, 95 – 117. ALTERIDADES, 2001 11 (22), 111-127
Mollerup, Nina G. 2016. ‘Being there’, phone in hand: Thick presence and ethnographic fieldwork with media Working Paper for The EASA Media Anthropology Network’s 58th e-Seminar
Pécaut, Daniel. 2013. La experiencia de la violencia: los desafíos del relato y la memoria, La Carreta Editores, Medellín
Trejo, Raúl. 2009. Internet como expresión y extensión del espacio público. Revista MATRIZes Vol 2, No 2. Perspectivas Autorais nos Estudos de Comunicacao IV, 1-16.
Entrevistas
Andrés Espinosa, 17.08.2017 y 23.03.2018