Este ensayo une el trabajo de campo etnográfico con un guion gráfico para explorar futuros especulativos que surgen de procesos de despojo y pérdida en las estribaciones de la cordillera de los Andes en Chile Central. En 2022, activistas locales y miembros de la comunidad de Putaendo llevaron a Los Andes Copper, la empresa minera responsable del proyecto Vizcachitas, ante el Tribunal Ambiental de Chile. Alegaron que la empresa no había tenido en cuenta la presencia del gato andino en sus estudios de impacto ambiental. Un descuido que podría tener consecuencias graves e irreversibles para el ecosistema local y las fuentes de agua que sustentan a la comunidad.
Me enteré del caso del gato andino hace dos años a través de una colega y amiga, Kristina Lyons, quien conocía mis intereses de investigación y me informó sobre el caso presentado contra la corporación minera en el Tribunal Ambiental de Chile. Mi investigación postdoctoral en curso se centra en los derechos de la naturaleza y la justicia ecológica en América Latina, especialmente en asuntos judiciales que reconocen a los animales y las plantas como partes en el proceso. Así, entiendo que los animales y las plantas en estos procesos judiciales no solo participan como pruebas, sino como actores no humanos activamente presentes en la elaboración del caso y las discusiones en los tribunales. En 2024, finalmente emprendí un viaje para conocer a las personas que habían presentado el caso y aprender más sobre la lucha por salvar al gato.
Un gato esquivo y los conocimientos de un pastor
El gato andino se parece mucho a un gato doméstico. Se ha ganado el apodo de “el fantasma de los Andes” debido a sus escasos avistamientos. Cuando se menciona, la gente suele confundirlo con el colocolo, otro felino andino, o con un puma. El gato andino vive en la región de los Andes, que abarca zonas de Perú, Chile, Bolivia y Argentina.
Cuando llegué a Putaendo en febrero, era verano, no muy caluroso, y muy poca humedad. Al mirar por la ventana del autobús, vi un río seco. Las rocas del lecho recordaban lo que fue el río Putaendo. No pude evitar preguntarme adónde había ido a parar el agua del río. Parecía como si el propio río se hubiera perdido. Gracias a una lista de contactos que me dio mi amiga, pude coordinar un viaje a las montañas con la agrupación de Arrieros de Putaendo que nos llevó a caballo por el terreno rocoso. Durante un fin de semana, acampamos, reímos y cantamos en las montañas, rodeados por la inmensidad de los Andes, los cielos despejados y sus caballos.
Estos arrieros de la cordillera de los Andes practican la trashumancia, una tradición heredada de los españoles (Gil 2009; Razeto, Lea-Plaza y Skewes 2022). La trashumancia es una práctica estacional en la que el ganado se lleva a tierras más altas durante el verano y se traslada a tierras más bajas en invierno para protegerlo del frío. Con el paso de los años, el número de arrieros ha disminuido considerablemente por diversas razones. Muchas personas se han trasladado a las ciudades en busca de medios de subsistencia y otras oportunidades. Además, el cambio climático y la sequía han provocado la pérdida de la mayoría de sus animales. En 2019, los arrieros estimaron que perdieron alrededor del ochenta por ciento de sus animales debido a la grave sequía.
Sin embargo, los científicos locales han encontrado invaluable el conocimiento que los arrieros tienen sobre las montañas, en su búsqueda gato andino. Sabían que, de encontrar evidencia sobre la presencia del gato andino, podían construir un caso contra el proyecto minero. Este gato vive en entornos áridos, rocosos y escarpados, con temperaturas extremas y vegetación escasa. En 2021, los científicos reclutaron la ayuda de los arrieros para comprender mejor el paisaje y ubicar algunas cámaras trampa. Después de más de un año y tomar 3150 fotos, la suerte los acompañó con una imagen del gato andino cerca de la mina. Este evento marcó el momento en el que un gato, un hombre con un caballo y la batalla en la corte se unieron.
Montando a caballo una noche, le pregunté a Héctor[1] por qué se había unido al grupo de científicos que buscaban al gato andino. Me explicó que tenían intereses comunes. Los científicos locales apoyaban a las organizaciones que impugnaban ante los tribunales la licencia de explotación de Vizcachitas Holding. Él también estaba en contra de la mina de cobre. Como a todos, le preocupaba el agotamiento de las fuentes de agua, su contaminación y la destrucción de los paisajes montañosos por los que solía cabalgar. Conoció esas montañas de niño, cuando cabalgaba con su abuelo, también arriero.
“Se pusieron en contacto conmigo porque necesitaban instalar cámaras trampa donde se encuentra el proyecto minero,” me explicó mientras recorríamos el camino de tierra que lleva a la mina. Le pregunté cómo era navegar solo por las montañas. “Nadie va solo,” dijo a secas.” El problema es que hoy en día hay menos arrieros y no tenemos suficiente gente para ir en grupo como antes,” añadió. Era poco probable que los científicos pudieran llegar solos a esas montañas, lo que hacía aún más indispensables los conocimientos y modos de vida de los arrieros para reunir pruebas sobre la presencia del felino.
Un gato y un río entrelazados
Acampamos a orillas del río Rocín, junto a un Quiyaye, un árbol único en la región. El paisaje de pastizales y matorrales es típico de la estepa andina austral en la cordillera de los Andes, cerca de la frontera con Argentina. La presencia de estos árboles y un río caudaloso me tomó por sorpresa. A poca distancia de allí, aguas abajo, el río fue represado. Poco después, al transformarse en el río Putaendo, el agua fue canalizada para el riego agrícola y ganadero. Como resultado, el cauce del Putaendo ya no lleva agua, salvo en algunas crecientes ocasionales.
La lucha por preservar el hábitat del gato andino encierra una lucha por proteger el río y sus aguas. La explotación minera, además de contaminar el río y perforar los acuíferos, supone una importante amenaza para el abastecimiento de la región. Como parte de su estrategia para enfrentar a la compañía minera en los tribunales, activistas locales eligieron a este animal carismático para pedir el cese de las actividades mineras y la protección de sus fuentes de agua y formas de vida.
Una de las activistas locales e ingeniera ambiental que participó en la estrategia legal, me contó algunas anécdotas sobre cómo fue la búsqueda del gato andino. “No estábamos seguros de que el gato estuviera aquí. Incluso realizamos oraciones y ceremonias para localizarlo. Hicimos rituales para expresar gratitud por el agua.” Tras consolidar una red de científicos en diversos campos—conectando conocimientos, equipos y trabajo voluntario para crear inventarios de especies—recibieron la noticia de que el gato había sido avistado en una zona agrícola. A pesar de estar lejos de la mina, era un claro indicio de que algo iba mal. “Estos gatos suelen habitar en altitudes elevadas y zonas rocosas, por lo que no tenía sentido que se encontrara uno cerca de la gente a 800 metros sobre el nivel del mar. Por eso pedimos a la montaña que nos revelara todas sus maravillas ocultas para ayudarnos a conseguir la protección que buscábamos,” me dijo.
Sus palabras me tomaron por sorpresa. No esperaba que un científico estableciera una relación espiritual con la montaña. Me recordó el trabajo de Radhika Govindrajan (2018) en el que hace hincapié en que los seres humanos y los animales están interconectados a través de múltiples ámbitos de relaciones políticas y éticas. Aquí, en la montaña de los Andes, el gato, la comunidad, los científicos y el río también compartirían juntos sus pérdidas y victorias.
En este contexto, la relación con el gato puede considerarse marginal. Sin embargo, el gato está innegablemente presente en la comunidad, a pesar de su naturaleza esquiva. Lo que llegué a comprender es que lo que se perderá no es sólo el agua, sino también la compañía entre los humanos y no humanos y su consecuente alienación de las demás especies (Berger, 1992, 6). Para ser más específicos, la relación entre la comunidad de Putaendo, el gato andino y todos los demás seres vivos de esta parte de la cordillera andina está en riesgo por el proyecto minero.
En el siguiente guion gráfico creo imágenes para ver lo que podría ser una historia de pérdida a través del paisaje, como una forma de aproximarnos a futuros especulativos. Inspirada en el trabajo de Pablo Aguilera del Castillo (2024) quien usa fotografías de doble exposición para especular sobre historias subterráneas en México, utilizo la misma técnica para pensar en lo que se perderá en Putaendo si el proyecto minero Vizcachitas alcanza su máximo potencial.
El contraste de los ríos advierte lo que podría perderse si persisten las operaciones mineras. En la imagen 2 utilicé la doble exposición de fotografías tomadas aguas arriba, donde corre el río Rocín, hasta aguas abajo, donde emerge el río Putaendo, para especular cómo el impulso de intervenir el río Rocín en busca de cobre lo puede impactar. Así, traerá consigo un futuro que presenta un cambio ecológico masivo y de mucha incertidumbre. La imagen llama la atención sobre lo que significa ser un testigo “virtual” de la desaparición del río a medida que se afianzan las actividades mineras.
La imagen 3 superpone una foto del río Rocín con una cuadrícula de altitud y ubicación para el Diseño del Plan de Excavación basado en el informe técnico de la mina Vizcachitas.[2] Los píxeles representan los minerales. Las líneas de color en el diseño representan las diferentes fases de excavación. El rojo representa la fase inicial y el rosa la fase final. Los números de la derecha ilustran que la excavación se adentra unos 1500 metros en la montaña, desde 2500 metros hasta unos 1000 metros, ambas medidas sobre el nivel del mar.[3] Aunque se habían registrado avistamientos previos del gato andino a 3000 metros, los científicos intentaron localizarlo a 2100 metros para aportar pruebas ante los tribunales de que el hábitat del felino se extendía a la zona de exploración minera.
El informe también señalaba que “el río Rocín debe ser desviado para iniciar la operación de la mina,” lo que implica un túnel de desvío de cinco metros de diámetro y aproximadamente dieciséis kilómetros de largo (Tetra Tech 2023, 18). La canalización de las aguas me llevó a pensar en el final de la vegetación, incluidos los Quillayes, y todo lo que crece en el cauce del río. La imagen 4 especula sobre un río que ha perdido su agua, ante una batalla judicial que no reconoce las vidas ecológicas y políticas entrelazadas del animal, los arrieros y el río. El río que fluye libremente apenas se distingue en la imagen. Pero un puente se alza sobre las rocas, en un nostálgico recuerdo de un río que solía fluir bajo él.
En 2022, el Tribunal Ambiental de Chile otorgó medidas cautelares para suspender temporalmente las operaciones mineras de Vizcachitas. Sin embargo, en 2023, se les permitió volver a operar. En la imagen final de la historia (Imagen 5), tomo la imagen del río Rocín con agua y la duplico para mostrarlo sin agua. Los árboles que se elevan a la distancia serán la próxima frontera de lo que se perderá, llevando al lector a rumiar sobre todo lo que se va, cuando se va el agua y con ella, el río.
Lo que se perderá
El texto reconoce la importancia de la presencia del gato para Putaendo, sus montañas, sus gentes y otros seres. Aunque no aparezca visiblemente en las imágenes, la influencia del felino es omnipresente a lo largo de todo el texto. Para ilustrarlo, imagínese en la sabana africana; sabe que hay leones en alguna parte. Aunque no pueda verlos, la sola idea de lo que podrían hacer impregna su presencia. A la inversa, piense en el mismo león en un zoológico. Aunque sea visible, la presencia del león es menor. Es tan intrascendente que uno puede pasar a la siguiente exhibición sin pensarlo mucho. Aplicando este concepto al gato andino, no hace falta ver al gato para sentir su presencia.[4] No hace falta verlo para entender que sostiene la vida en un lugar donde todo está en peligro. La presencia del gato lo une todo: el agua, la tierra, la gente y las aspiraciones a un futuro sin minería.
Notas
[1] Se han cambiado los nombres para proteger la identidad de los implicados en el caso.
[2] Tetra Tech. “Estudio de Prefactibilidad Proyecto Vizcachitas Región de Vaparaiso, Chile NI-43101 Informe Técnico”. 2023. Santiago de Chile: Tetra Tech, página 252.
[3] Los Andes Copper adquirió los derechos para explorar una mina de cobre, plata y molibdeno cerca del río Rocín en 2007. Sin embargo, no fue hasta 2019 cuando la comunidad local inició una serie de acciones legales para detener la mina debido a sus impactos sobre el paisaje y las fuentes de agua.
[4] Esta idea de marginación y presencia está tomada del capítulo de John Berger “Por qué miramos a los animales” en su libro Formas de ver (1992[1980]).
Referencias
Aguilera del Castillo, Pablo. n.d. “Subterranean Cartographies: Excavating Geography Through the Camera.” American Anthropologist (forthcoming).
Berger, John. 1992 [1980]. About Looking. Vintage International.
Montero, Raquel Gil. 2009. “Mountain pastoralism in the Andes during colonial times.” Nomadic peoples 13, no. 2: 36-50.
Govindrajan, Radhika. 2018. Animal Intimacies. Chicago University Press.
Razeto, Jorge, Isidora Lea-Plaza, and Juan Carlos Skewes. 2022. “Arrieros del Antropoceno en los Andes de Chile central: nuevas movilidades para continuar habitando las montañas.” Quaderns de l’Institut Català d’Antropologia 38, no. 2: 327-348.
Tetra Tech. 2023. “Vizcachitas Project Prefeasibility Study Vaparaiso Region, Chile NI-43101 Technical Report”, Santiago de Chile: Tetra Tech. https://losandescopper.com/site/assets/files/3685/techreport.pdf