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Reflexiones Sobre una Antropología Feminista o una Antropología Mutirão: Niñas y Mujeres Karipuna

Soy una mujer indígena del pueblo Karipuna y antropóloga que vive en Belém, una de las ciudades más grandes de la Amazonía brasileña, en el estado de Pará. Sin embargo, mi comunidad indígena se encuentra en otro lugar. El pueblo Karipuna vive en las Tierras Indígenas Uaçá, Galibi y Juminã, en el municipio de Oiapoque, al norte del estado de Amapá, en la frontera entre Brasil y la Guayana Francesa. Los pueblos Palikur, Galibi Marworno y Galibi Kali’na también viven aquí. Este contexto es importante para comprender los temas que exploraré. Mi identidad como mujer indígena y antropóloga informa mi escritura, ofreciendo perspectivas sobre las conexiones entre las mujeres indígenas Karipuna, la antropología, el empoderamiento, el movimiento de mujeres y el feminismo.

Mi infancia estuvo marcada por crecer como niña indígena en la ciudad. Una amiga antropóloga me comentó que no podía imaginar cómo habría sido mi infancia en una escuela fuera de una aldea indígena. Le dije que no me identificaba con la representación de los pueblos indígenas en mi escuela, ya que no reflejaba las comunidades indígenas que conocía. También le comenté que los pueblos indígenas de la escuela donde fui niña y adolescente eran “indios genéricos” del siglo XVI. Un ser del pasado, inexistente en el presente e igualmente inexistente en futuros posibles. Cuando pienso en esa época y recuerdo a las mujeres indígenas en la escuela, estas son las mujeres indígenas que aparecían en pinturas de libros de texto que eran solo ilustraciones, sin agencia ni historia. Pasaban desapercibidas y, cuando se las representaba, era a través de la lente del esencialismo y la hipersexualización. Después de que mi amiga me hiciera esta pregunta, en los días siguientes en casa, comencé a recordar que durante mi infancia y adolescencia siempre fui la única persona indígena en una escuela privada. Cuando decía que era indígena, la gente se quedaba callada y me miraba como si fuera un ser de otro mundo, o cuestionaba si decía la verdad. Si bien la escuela privada me brindó cierto avance social a través de mis estudios, también fue perversa para mi identidad indígena. La reafirmación étnica de mi madre, también antropóloga, fue importante para detener los procesos de olvido e invisibilidad de mis orígenes. Hoy planteo estas preguntas en mi investigación antropológica.

Collage made with photographs of indigenous Karipuna women

Collage por Ana Manoela Karipunaa

De niña, las referencias que tenía sobre lo que significaba ser indígena provenían de las mujeres y de lo que estas me transmitieron. Recuerdo a mi abuela materna, que solo hablaba kheuol, la lengua karipuna. Sabía portugués, pero responder a los demás solo en la lengua de su pueblo era su forma de empoderamiento y resistencia, tanto en la aldea indígena como en la ciudad. Recuerdo a mi madre, quien me enseñó que proveníamos de un lugar llamado río Curipi y la aldea Santa Isabel, contándome historias de cómo su padre, mi abuelo materno, era un líder indígena. Casi todos los fines de semana, mi madre me llevaba a las reuniones del movimiento indígena en la región metropolitana de Belém. Cuando no podía llevarme, esperaba a que regresara, y entonces me contaba los temas que se discutían. Así, mi cuerpo como niña indígena fue moldeado por el movimiento. De mi abuela, aprendí la importancia de la lengua nativa y que el portugués es una lengua del otro y ajena para los karipuna. De mi madre, aprendí la importancia de organizarnos y luchar colectivamente por nuestros derechos.

Mi madre nació en Santa Isabel, una aldea indígena del Territorio Indígena Uaçá. Ella cuenta que pasó su infancia con su madre y sus hermanos. Jugaba a hacer collares, kuhun, que son aros con plumas de ave que los hombres y mujeres karipuna llevan en la cabeza; y jugaba a saltar al río (López Garcés; Santos Karipuna, 2023). Curipi es un río que lleva el nombre de una cría de Cobra Grande, una parte importante de nuestra percepción del mundo. Mi madre llegó a la ciudad con el deseo de estudiar antropología. Quería saber por qué siempre había antropólogos en su aldea. ¿Cómo y por qué estudiaban a los pueblos indígenas? Mi madre, Suzana Karipuna, fue compañera de campo de la antropóloga Eneida Correa de Assis durante su infancia. Su padre, el jefe de la aldea, le asignó la tarea de llevar a esta antropóloga a donde quisiera ir, para hablar con ella y enseñarle sobre las formas de vida en el territorio. Si la antropóloga observaba a nuestra gente con fines académicos, mi madre tenía la misión de observar cuidadosamente lo que esa antropóloga decía y hacía para que los líderes supieran hasta dónde llegaría nuestro conocimiento. Suzana explica que estaba estudiando a los antropólogos. Analiza las metodologías de cómo los antropólogos construyen la investigación sobre los pueblos indígenas. Una antropóloga indígena como mi madre aporta una perspectiva única arraigada en su propia experiencia y el conocimiento tradicional karipuna. Su enfoque difiere del de los antropólogos no indígenas, ya que se basa en la experiencia directa con las cuestiones indígenas. Ella vive el territorio, realizando antropología desde dentro del territorio hacia afuera, en lugar de desde afuera hacia adentro. Suzana Karipuna es una de las primeras antropólogas indígenas de la Amazonía brasileña y una de las primeras curadoras indígenas en un museo en la Amazonía brasileña. Mi madre y yo tuvimos infancias en diferentes territorios, pero ambas fuimos conducidas hacia la antropología. Si me dedico a la antropología, es para que no caigamos en una sola historia que siempre cuentan desde afuera y nunca nosotros (Adichie, 2019). Principalmente, nosotras, las mujeres indígenas.

Esta misma madre, en sus estudios antropológicos, continuó un proceso creativo que trajo de la aldea indígena. Realizó estudios exhaustivos y prácticas de conservación aplicadas a artefactos indígenas. En la aldea, mi madre aprendió sobre la aplicabilidad de la artesanía en el territorio, lo cual para nosotros se relaciona con un ritual llamado turé, en el que, a través del chamán, interactuamos con seres de otros mundos llamados karuãnas, agradeciéndoles por las plantaciones de mandioca y las curas para enfermedades del cuerpo y el espíritu. En la ciudad, estudia la agencia de los objetos indígenas en los espacios museísticos. Durante tres años, visité innumerables veces y fotografié extensamente artefactos indígenas de una exposición que ella curó. Lo que fotografié fueron calabazas hechas por mi abuela materna, Delfina; collares y maracas con plumas hechos por la segunda esposa de mi abuelo materno, Doña Xandoca; butxies, que son hilos de algodón con cuentas y alas de escarabajo madre sol que usamos en nuestro cabello. También tomé extensas fotografías de un sombrero del pueblo Galibi Marworno, que fue regalado por una tía materna, Estela, a un famoso historiador de Pará. Estos objetos forman parte de una exposición que conecta con las mujeres indígenas que los confeccionaron o a quienes pertenecieron. Escribo constantemente sobre estas mujeres de mi familia en investigaciones científicas que vinculan la antropología, el género y el feminismo.

Vivir con estas mujeres moldeó la investigación que he estado realizando durante 10 años. Estos estudios se basan en el conocimiento colectivo, múltiples voces y trayectorias. Una investigación colectiva que etnografía las experiencias de incontables generaciones de mujeres del pueblo karipuna, buscando resonar y, de alguna manera, fortalecer sus conocimientos, roles y movimientos. Soy testigo de cómo antropólogas y antropólogos indígenas afirman que nuestros libros son los ancianos de nuestro pueblo, transmitiendo conocimiento a través de experiencias, tradiciones orales y memorias. Soy testigo y aprendo de innumerables parientes que, dondequiera que estemos, forjan territorios y traen consigo a quienes nos precedieron en la lucha. Las mujeres que me precedieron en la lucha y a quienes incluyo en esta investigación son Delfina, Xandoca y Suzana. De generaciones cercanas a la mía o de mi misma generación, Janina, Luene y Alcimara son referentes en la lucha del movimiento karipuna. Es importante nombrar a estas mujeres y reconocer su liderazgo.

Cuando ingresé a la universidad para estudiar antropología, no leíamos a antropólogos indígenas. Era como si la antropología hablada y escrita por pueblos indígenas no existiera. Leíamos principalmente a antropólogos europeos, norteamericanos y brasileños no indígenas de fuera de la región amazónica. Descubrí las referencias que me formaron como antropóloga durante momentos de interacción y lectura fuera del aula universitaria. Por mi cuenta, descubrí las obras orales y escritas de Francy Baniwa, quien escribe sobre las tecnologías ancestrales de las mujeres en la agricultura y con la arcilla, así como sobre el cuidado menstrual (Fontes, 2020); Braulina Aurora, quien escribe sobre el significado del género en su pueblo y sobre sus experiencias como mujer Baniwa en la universidad y en el movimiento indígena (Aurora, 2019); y Elisa Pankararu, quien escribe sobre feminismo y sexualidades indígenas (Ramos, 2019). La ausencia de estas mujeres en los planes de estudio de antropología expresa el racismo y la invisibilidad del conocimiento hablado y escrito por los pueblos indígenas. Durante mi maestría, después de hablar con investigadoras feministas, comenzaron a incluirse textos de mujeres indígenas en las bibliografías de sus cursos.

Volviendo a los karipuna, el proceso de empoderamiento de las mujeres indígenas de Oiapoque (que incluye a las karipuna, palikur, galibi marworno y galibi kali’na) implicó en el pasado la creación de espacios donde pudieran dialogar y capacitarse juntas. Estos encuentros organizados por las mujeres indígenas de Oiapoque fueron los encuentros “Mutirão de boas novidades” y “Mulher com mulher”. Estos espacios se consolidaron y posteriormente dieron origen a la Associação das Mulheres Indígenas em Mutirão (AMIM) (Santos; Machado, 2019). Mutirão significa esfuerzo colectivo de mujeres, una traducción que disminuye el poder original de la palabra “mutirão”; el término proviene del tupí, donde “moty’rõ” significa “trabajo en común” y se utiliza para describir casos en los que, por ejemplo, familiares y amigos colaboran en la construcción de una casa o un espacio comunitario colectivo. Hoy en día, las mujeres hacen resonar sus voces en instancias dentro y fuera de sus territorios. Intercambian conocimientos entre ellas, ya sea entre aldeas o entre diferentes pueblos de Oiapoque. Por lo tanto, las decisiones que las afectan se toman conjuntamente en los espacios colectivos de AMIM. Las mujeres de Oiapoque son jefas, participan en la universidad, en el movimiento indígena y en la política.

Los principales temas del movimiento de mujeres indígenas en Oiapoque incluyen debates sobre la valorización y el cuidado de las plantaciones de yuca; la preocupación por el cambio climático y la explotación de combustibles fósiles; la gestión sostenible de especies animales y vegetales; y la recuperación de la cultura y la gestión económica a través de la artesanía con cuentas. Es fundamental educar a las mujeres sobre los derechos indígenas y crear espacios donde puedan reunirse para intercambiar conocimientos, risas e incluso su dolor.

A menudo me preguntan si existe el feminismo indígena, lo cual es una pregunta interesante. Si existe en Oiapoque, no se llama así. Quizás podríamos llamarlo “mujeres en un mutirão”, palabras que se refieren a la colectividad, a estar juntas y tomarse de la mano. La investigación antropológica que realizo con los karipuna, antes que una antropología feminista, es una antropología en mutirão. Esto se debe a que el conocimiento que aporto a la antropología se basa en las tradiciones orales, las memorias y las experiencias de las mujeres de mi grupo étnico, articulando el pasado y el presente del pueblo karipuna. Se trata de conectar las formas en que se ayudan mutuamente. El mutirão se trata de estar juntas, ayudar. El mutirão es colectividad. Pero también es una forma de empoderamiento y hermandad para las mujeres indígenas.


Esta publicación fue seleccionada por la editora colaboradora Clarissa Reche.

Referencias

Adichie, Chimamanda Ngozi. O perigo de uma história única. São Paulo: Companhia das Letras, 2019.

Aurora, Braulina. “A colonização sobre as mulheres indígenas: reflexões sobre cuidado com o corpo.” Revista de Estudos em Relações Interétnicas | Interethnica 22, no. 1 (2019): 109–15.

Fontes, Francineia Bitencourt. “Minha escrevivência, experiências vividas e diálogo com as mulheres indígenas do Rio Negro – Amazonas Brasil.” Cadernos de Campo (São Paulo – 1991) 29, no. 1 (2020): 179–86.

López Garcés, Claudia Leonor, e Suzana Primo dos Santos Karipuna. “Curadorias do invisível: conhecimentos indígenas e o acervo etnográfico do Museu Paraense Emílio Goeldi.” Museologia & Interdisciplinaridade 10, no. 19 (2021): 101–14.

Ramos, Elisa Urbano. Mulheres e lideranças indígenas em Pernambuco: espaço de poder onde acontece a equidade de gênero. Dissertação de Mestrado em Antropologia, Universidade Federal de Pernambuco, 2019.

Santos, Ariana dos, e Tadeu Lopes Machado. “As mulheres no movimento indígena de Oiapoque: uma reflexão a partir da Associação das Mulheres Indígenas em Mutirão.” Espaço Ameríndio 13, no. 1 (2019): 67–. Porto Alegre.

 

 

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