Este texto explora la evolución de la desigualdad digital, con énfasis en la forma en que fenómenos emergentes, como la incorporación de la inteligencia artificial (IA) en la vida cotidiana, presentan nuevos desafíos respecto a la inclusión digital.
Desarrollo de la Brecha Digital
Desde el surgimiento de la Web, pasando por hitos como el auge de los teléfonos móviles o las redes sociales, hasta llegar a la expectativa alrededor de la inteligencia artificial, el desarrollo, acceso y empleo de las tecnologías digitales no han quedado exentos del impacto de las desigualdades prevalentes en el mundo, sobre todo aquellas de carácter socioeconómico. Puesto que tales disparidades se presentan entre regiones, naciones, sociedades y comunidades, las desigualdades digitales siguen apareciendo a través de diversos medios y formas.
A pesar de décadas de promesas respecto a que las tecnologías digitales fomentarían oportunidades democratizadoras, igualadoras, emancipatorias o inclusivas, tales impactos aún son ampliamente cuestionados debido a la prevalencia de diversas formas de desigualdad en el acceso, uso y apropiación de las herramientas digitales (van Dijk, 2020).
Como muestra, aquellas ideas referentes a que el acceso a tecnologías como los dispositivos móviles favorecería la igualdad en sus distintas dimensiones han sido desafiadas por diversos análisis (Ragnedda y Muschert, 2013), los cuales han demostrado que el ámbito digital continúa definido por importantes desigualdades. En el referido ejemplo de los dispositivos móviles, pese a la ubicuidad y alcance mundial del smartphone, el acceso limitado o costoso a las tecnologías digitales y las barreras relacionadas con la alfabetización digital crean, consolidan o amplifican las desigualdades cuando estos dispositivos se incorporan en la vida de las personas (Marler, 2018), lo cual trunca las promesas de igualdad. En consecuencia, resulta evidente que las tecnologías no garantizan por sí mismas la superación de las desigualdades que involucran a la cuestión digital.
Asimismo, el desarrollo de enfoques académicos sobre las desigualdades digitales ha evolucionado en paralelo a los avances de la esfera digital y sus implicaciones, sobre todo en lo relativo a aspectos como la ubicuidad de las tecnologías digitales, el acceso a dispositivos móviles de comunicación, el despliegue de diferentes modos de conectividad o la alfabetización para el uso de dichas tecnologías.
Por ejemplo, el concepto de la brecha digital ha sido ampliamente utilizado para explicar las causas y características de las distinciones registradas en torno a cuestiones como el acceso o uso de las tecnologías digitales (Cullen, 2001). Inicialmente, la brecha digital se entendía como una distinción de carácter binario entre quienes contaban con acceso a internet y aquellos sin él. Sin embargo, este concepto ha evolucionado para no solamente abordar el acceso a estas tecnologías, sino también aspectos como la calidad de dicho acceso o las habilidades y resultados relacionados con este uso.
Entonces, para adecuarse al desarrollo de los fenómenos que comprende, el concepto de brecha digital se ha actualizado, sobre todo, a través de la noción de la brecha digital de tercer nivel (Van Deursen y Helsper, 2015). Esta nueva noción no solo aborda el acceso a estas tecnologías y su uso, especialmente internet, sino también la capacidad de las personas para aprovechar este uso, por ejemplo, en términos de su capital social, económico o cultural. Consecuentemente, los autores advierten de la posibilidad de que, cuando se intensifiquen las desigualdades existentes más allá de la experiencia digital, los individuos o colectivos de por sí ya marginados se vean aún más desfavorecidos.
Más recientemente, Helsper (2021) ha introducido el concepto de desigualdades socio digitales para referirse a distinciones de orden sistemático, que van más allá de un uso amplio de las tecnologías digitales y que permiten explicar la capacidad de las personas para conseguir o no un beneficio a partir de su contacto con dichas tecnologías. La noción de Helsper comprende la naturaleza persistente de las diferencias de estatus entre distintos grupos sociales, las cuales se reflejan de forma ineludible en la capacidad para obtener beneficios de la experiencia digital.
Desigualdad Digital Contemporánea
El recorrido planteado en este texto hasta ahora ha permitido obtener un panorama general tanto del desarrollo de las desigualdades pertinentes al entorno digital, como del abordaje académico en torno a dicho fenómeno. No obstante, las incesantes transformaciones en el ámbito tecnológico y la consecuente reconfiguración de sus repercusiones en los múltiples espacios que conforman la existencia contemporánea obligan no solo a mantener, sino también a intentar expandir y actualizar las perspectivas y enfoques de atención alrededor de la desigualdad digital.
El entorno digital actual continúa orientado por mecanismos de control y vigilancia de datos (Zuboff, 2019) establecidos por empresas tecnológicas principalmente estadounidenses, a través de los cuales consolidan su poder económico y cultural. Pese al aludido potencial de la Web 2.0 para empoderar a sus usuarios, percibido en movimientos como la ya lejana Primavera Árabe, o el surgimiento de tecnologías con amplia capacidad emancipadora como el blockchain, el poder del Big Tech se ha consolidado y amplificado en aparente detrimento de las posibilidades de empoderamiento individual y colectivo de quienes utilizan los productos y servicios ofrecidos por este sector.
Adicionalmente, la distinción entre aquellas naciones más desarrolladas económica y tecnológicamente, y las que pertenecen a lo que diversos autores comprenden como el Sur Global (Dados y Connell, 2012), se ha prolongado hasta el presente. Se manifiesta, por ejemplo, mediante asimetrías comerciales en las que el primer grupo produce nuevos desarrollos tecnológicos, mientras las demás carecen de dicha capacidad y ejercen como meros consumidores de plataformas o dispositivos o, en el mejor de los casos, albergan centros de producción de componentes o productos tecnológicos.
En esta descripción del escenario contemporáneo alrededor de las desigualdades que emergen o se fortalecen a partir de la incorporación de lo digital en la vida humana, conviene también incorporar las diferencias que surgen en la experiencia de apropiación de nuevas tecnologías. Como muestra, las diferentes posibilidades de aprovechamiento de las aplicaciones de inteligencia artificial generativa, cuya oferta, como chatbots o generadores de imágenes, se ha desbordado recientemente a causa de la feroz competencia en el sector.
Nuevas Tecnologías y Sus Implicaciones para la Brecha Digital
Así, en el panorama actual, las distinciones o brechas pertinentes a las herramientas de IA no solo se vinculan con el ya mencionado acceso a internet y a dispositivos de comunicación o con la alfabetización digital elemental, sino también con nuevos aspectos de alfabetización como la destreza para elaborar prompts, la capacidad para diferenciar imágenes o videos creados con tales aplicaciones o la comprensión de los sesgos o limitaciones de estas aplicaciones (UNESCO, 2024).
No obstante, las implicaciones futuras que una tecnología con un potencial transformador aparentemente tan vasto como el de la IA puede significar respecto a la desigualdad e inclusión digital pudieran resultar mucho más complejas y variadas, ante la factible evolución de las capacidades de este tipo de tecnología. Por ejemplo, en los últimos años, uno de los debates más extendidos en torno a la implementación de la IA re refiere al posible desplazamiento laboral masivo suscitado por la incorporación de la inteligencia artificial en el sector laboral a nivel mundial. Aunque tal situación permanece en un plano hipotético, de concretarse este escenario, sus impactos involucrarían un modelo de brecha digital más significativo que cualquier otro visto hasta ahora.
De igual manera, conviene recordar que la inteligencia artificial no es ni será la única tecnología disruptiva que en los próximos años pueda involucrarse en el favorecimiento o consolidación de desigualdades digitales. Desde tecnologías existentes y ampliamente adoptadas como la conectividad 5G, hasta desarrollos en proceso como la computación cuántica, muchas otras tecnologías conllevan repercusiones para la inclusión digital. Pese a que, al igual que las tecnologías que les han precedido, estas innovaciones tecnológicas tienen el potencial de transformar industrias enteras, su adopción desigual puede generar nuevas barreras para aquellos que ya están marginados del ámbito digital, profundizando las brechas entre personas, colectivos y naciones.
En conclusión, el desarrollo de la brecha digital refleja las transformaciones del entorno tecnológico y el impacto mutuo entre este y las desigualdades en el mundo. Desde el acceso a internet hasta el uso beneficioso de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, las brechas no solo persisten, sino que se diversifican y profundizan. Entonces, en última instancia, conviene insistir en que la evolución de la brecha digital revela que el progreso tecnológico de ninguna forma es inherente a la igualdad.
Este post fue revisado por CE Iván Flores.
Referencias
Cullen, R. (2001). Addressing the digital divide. Online Information Review, 25(5), 311-320. https://doi.org/10.1108/14684520110410517
Dados, N. y Connell, R. (2012). The Global South. Contexts, 11(1), 12-13. https://doi.org/10.1177/1536504212436479
Helsper, E. (2021). The Digital Disconnect: The Social Causes and Consequences of Digital Inequalities. SAGE.
Marler, W. (2018). Mobile phones and inequality: Findings, trends, and future directions. New Media & Society, 20(9), 3498-3520. https://doi.org/10.1177/1461444818765154
Ragnedda, M. y Muschert, G. (2013). The Digital Divide: The Internet and Social Inequality in International Perspective. Routledge.
UNESCO. (2024). AI literacy and the new Digital Divide – A Global Call for Action. https://www.unesco.org/en/articles/ai-literacy-and-new-digital-divide-global-call-action
van Deursen, A. y Helsper, E. (2015). The Third-Level Digital Divide: Who Benefits Most from Being Online? Communication and Information Technologies Annual (Studies in Media and Communications), 10. Emerald, 29-52. https://doi.org/10.1108/S2050-206020150000010002
van Dijk, J. (2020). The Digital Divide. Polity Press.
Zuboff, S. (2019). The Age of Surveillance Capitalism: The Fight for a Human Future at the New Frontier of Power. PublicAffairs.