Estudios feministas en geografía, antropología y salud pública han señalado que las mujeres hacen un trabajo mayor durante las epidemias en relación con la prevención y el cuidado en un sentido amplio (Rivera-Amarillo and Camargo 2019). En particular, este texto habla sobre dos cargas que han sobrellevado las mujeres durante la epidemia del zika: el aborto y el cuidado de personas en situación de discapacidad. Compararé brevemente los casos de Colombia y Brasil, los países más afectados del continente americano por el Zika, interesándome por los cuerpos y los derechos de las mujeres, así como por los debates sobre justicia reproductiva que surgieron durante y después del brote epidémico que se dio entre 2015 y 2016.
Algunos datos
De acuerdo con lo que informan las autoridades nacionales y la Organización Mundial de la Salud (OMS), se han presentado casi 900 mil casos de Zika en todo el continente americano desde 2015. Según los boletines emitidos periódicamente por el Instituto Nacional de Salud colombiano, este país ha tenido cerca de 100 mil casos, de los cuales más del 95% fueron notificados durante la epidemia, entre 2015 y 2016. En ese lapso, las autoridades de salud de ese país reportaron 18.177 mujeres gestantes infectadas con el virus del Zika, que posteriormente dieron a luz a 16.597 niñas y niños vivos. Entre estos últimos, las cifras oficiales informan de 356 niños o niñas con Síndrome de Zika Congénito (SZC). Por ello, Colombia implementó desde 2016 el Programa de Vigilancia Intensificada en Embarazadas con Zika (VEZ) con apoyo del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC). Este protocolo contempla estrategias dirigidas a los cuerpos de las embarazadas, así como lineamientos para el control, la notificación y la distribución de responsabilidades en las tareas de vigilancia y cuidado. En Brasil hubo un poco más de 265 mil personas infectadas por el virus del Zika. De acuerdo con el Ministerio de Salud brasileño, 10% de estos casos ocurrieron una vez declarado el fin de la emergencia. Alrededor de 4700 niñas y niños han nacido con SZC en ese país desde el comienzo de la epidemia en 2015. Asimismo, hubo casos de aborto espontáneo y muerte fetal asociados posteriormente al Zika. También se estableció un protocolo de vigilancia a casos de microcefalia y otras alteraciones del sistema nervioso.
Entre 2019 y 2020 tanto en Colombia como en Brasil se ha reducido el número de casos nuevos reportados con respecto al año anterior y su incidencia sigue siendo inferior a 0.28 por cada cien mil habitantes. Estudios han demostrado que existe una asociación entre la infección del virus del Zika durante el embarazo, el SZC y la desnutrición. Entre el 6% y el 12% de las embarazadas infectadas con Zika dio a luz bebés con SZC, encontrándose el 75% de ellas en condiciones de pobreza. Entre las embarazadas cuyos niños y niñas desarrollaron SZC, el 40% presentaba problemas de salud vinculados con deficiencias proteínicas.
Las intervenciones alrededor del Zika desde la epidemia hasta el presente se han dirigido hacia los cuerpos de las mujeres. Los aparatos de vigilancia más estrictos, las mayores limitaciones de movilidad y las responsabilidades más significativas en cuanto a anticoncepción y cuidado han recaído sobre ellas. Es decir que las mujeres han pagado un precio más alto por las consecuencias del Zika y, como muestra el estudio que relaciona el SZC con la desnutrición, son principalmente las mujeres pobres las llevan la mayor parte de la carga. Si bien las cifras actuales de contagio de Zika son bajas, es importante que los problemas que vinculan los cuerpos de las mujeres, la pobreza, los síndromes congénitos y las enfermedades causadas por flavivirus no sean perdidos de vista. Por ejemplo, investigaciones recientes han encontrado razones para preocuparse por el dengue durante el embarazo. Además de acrecentar la muerte materna, las probabilidades de malformaciones neurológicas en los recién nacidos crecen hasta en un 50% si la madre está infectada con dengue. Esto resulta particularmente importante en un momento en que Latinoamérica está atravesando la mayor epidemia de dengue en toda su historia, una crisis de salud que, por ahora, parece casi tan acuciante como la actual pandemia del COVID-19.
El Zika y el aborto en la ley
Recientemente, la despenalización del aborto y el debate por el límite de semanas para la interrupción legal de embarazo ha ocupado un lugar importante en el debate público en Colombia. Durante la epidemia del Zika, el aborto fue una opción para las mujeres colombianas de acuerdo con la legislación local, la cual despenaliza esta práctica en los siguientes tres casos sin imponer un límite de semanas: peligro para la salud de la madre, inviabilidad del feto fuera del útero y embarazo producto de violación. Si bien las autoridades sanitarias en ese país recordaron la existencia de esa opción en las ruedas de prensa, fueron cautelosas al promocionar el aborto como medida de salud pública en el caso del Zika.
Un caso de aborto a las 32 semanas de embarazo en abril de 2016 provocó un intenso debate nacional en torno al límite de semanas. Según la prensa de la época, la gestante había padecido síntomas en las primeras semanas del embarazo y fue erróneamente diagnosticada con dengue. Múltiples malformaciones en el feto, incluyendo microcefalia, fueron descubiertas en la semana 28 de embarazo y los médicos declararon “objeción de conciencia” para no practicar la interrupción. Las declaraciones de un especialista afirmando que el feto era viable por estar ya en la semana 32 produjeron una condena pública contra la mujer, quien fue acusada por algunos sectores de derecha, conservadores y religiosos de asesina y de nazi.
En Brasil, el aborto es considerado un delito no punible cuando la vida de la madre está en peligro inminente o si prevé que el feto será incapaz de vivir fuera del útero. Los vínculos entre Zika y microcefalia —de la que hoy se sabe es solo una de las complicaciones neurológicas del Zika durante el embarazo— dieron paso a un intenso debate que además dotó de nuevos elementos a la lucha local de las mujeres en torno a la justicia reproductiva y los derechos de las mujeres sobre sus cuerpos. En particular, se discutió si la epidemia no marcaba un precedente lo suficientemente importante para reconsiderar la legislación en torno al aborto.
Cuidado, discapacidad y diversidad funcional
Las mujeres también se han hecho cargo de las labores de cuidado que demandan las condiciones de discapacidad y diversidad funcional generadas por esta enfermedad. Si bien los protocolos de vigilancia en salud pública mencionados anteriormente toman en cuenta el SZC y las necesidades que éste plantea hacia el futuro, las acciones estatales relacionados con este aspecto son pocas en comparación con otros temas. En Colombia, un estudio de 2019 con 192 de las niñas y niños declarados “libres de SZC”, pero nacidos de gestantes con Zika entre 2015 y 2016, indicó que el 39% presentaban “alteraciones en el desarrollo de la audición y el lenguaje, el 4,6% hemiparesia, el 2,7% hipoacusia neurosensorial y un 2,1% convulsión febril compleja.” Los servicios de salud en Colombia funcionan con un esquema privatizado de aseguramiento que refuerza inequidades estructurales en todos los niveles. Así, en las regiones más afectadas por el Zika han surgido asociaciones de madres, como Amo a Alguien con Microcefalia, que buscan una atención integral para sus pequeñas y pequeños con discapacidad y apoyo para sí mismas, pues dedican todo su tiempo al cuidado de sus bebés y muchas sostienen económicamente su hogar. En Brasil también han surgido asociaciones como Aliança das Mães e Famílias Raras (AMAR) en la ciudad de Recife y la União de Mães de Anjos (UMA) (Carvalho 2017). A pesar de que el Sistema Único de Saúde (SUS) es público y universal, las madres y los y las trabajadoras del cuidado han evidenciado las profundas desigualdades de clase en el acceso a servicios de salud y terapias especializadas para los miles de niños y niñas con discapacidades que dejó la epidemia. También se han hecho evidentes las jerarquías de género en los trabajos de cuidado, tanto en los hogares como en los centros de salud, los cuales son asumidos principalmente por mujeres en los más de 15 mil casos notificados de SZC desde 2015 en Brasil (Albuquerque et al. 2019).
Conclusión
No sorprende que el debate sobre la despenalización del aborto haya cobrado fuerza nuevamente en Brasil y en Colombia a raíz del SZC. La relación entre el Zika, las afectaciones neurológicas, la interrupción del embarazo y el número de nacimientos aún están por ser estudiadas. También es necesario estudiar más a fondo la situación actual de estos niños y niñas que desarrollaron SZC en Colombia y en Brasil durante la epidemia. Si bien estos fueron los países más afectados en el continente americano por la epdemia del Zika, sus sistemas de vigilancia son diferentes y la gestión de la epidemia también lo fue. En tanto el sistema de salud colombiano obedece a un modelo neoliberal que sitúa la responsabilidad del cuidado sobre los individuos, el sistema brasileño se acerca más a las propuestas de la medicina social latinoamericana de los años 70 (Abadía-Barrero 2004). Aunque esto ofrecería algunas explicaciones a las diferencias que he señalado, una mirada inspirada en los estudios sociales de la ciencia y la tecnología que tomara seria consideración del género, la sexualidad y las desigualdades estructurales nos proporcionaría una respuesta más completa y compleja sobre los legados y el futuro del Zika en Latinoamérica.
Referencias
Abadía-Barrero, César Ernesto. 2004. “Políticas y Sujetos Del SIDA En Brasil y Colombia.” Revista Colombiana de Antropología 40: 123–54.
Albuquerque, Maria S. V., Tereza M. Lyra, Ana P. L. Melo, Sandra A. Valongueiro, Thalia V. B. Araújo, Camila Pimentel, Martha C. N. Moreira, et al. 2019. “Access to Healthcare for Children with Congenital Zika Syndrome in Brazil: Perspectives of Mothers and Health Professionals.” Health Policy and Planning 34 (7): 499–507. doi:10.1093/heapol/czz059.
Carvalho, Layla Pedreira. 2017. “Vírus Zika e direitos reprodutivos: entre as políticas transnacionais, as nacionais e as ações locais.” Cadernos de Gênero e Diversidade 3 (2). doi:10.9771/cgd.v3i2.22030.
Rivera-Amarillo, Claudia, and Alejandro Camargo. 2020. “Zika Assemblages: Women, Populationism, and the Geographies of Epidemiological Surveillance.” Gender, Place & Culture 27 (3): 412–28. doi:10.1080/0966369X.2018.1555518.